Si una cosa está clara, es que las relaciones amorosas suelen ser una parte muy importante de nuestra vida. Es un aspecto de nuestra existencia en la que invertimos muchas energías, ilusiones y expectativas. Y aunque pueden ser maravillosas y fuente de amor y disfrute, en otras ocasiones se convierten en una fuente de estrés y malestar constante.
La convivencia, las tareas del hogar, la crianza, los cuidados de otras personas, el cuidado de la relación, etc. se nos empieza a hacer bola y motivo de disputa. Y entonces, empiezan las discusiones, el agotamiento, la sobrecarga y el sentimiento de “no llego a todo”.
“No puedo más”.

Laura (paciente ficticia) me contaba en su primera sesión de terapia conmigo:
“Es que cuando acaba el día, lo único que quiero es que mi marido se encargue de los niños y darme una ducha tranquila y a dormir. No tengo ganas de compartir tiempo con él porque estoy enfadada, aunque no me haya hecho nada. Siento que he desconectado y me siento culpable. Le quiero, pero estoy molesta con él todo el tiempo.”

¿Qué le pasa a Laura? ¿Por qué estaba tan molesta siempre con su marido?

Las discusiones eran cada vez más constantes, y es que el agotamiento ya era tan extremo que ni ella
misma era consciente de lo que sentía.
Tras varias sesiones de evaluación de pareja e individual, lo vi claro: LAURA ESTABA SOBREPASADA POR LA
CARGA MENTAL.

Y en ese momento, entramos a trabajar las tareas del hogar.

“¿Cómo lleváis las tareas del hogar? ¿Quién se hace cargo de qué?” Les pregunté.

“Pues la verdad es que en un momento dado yo estaba ya cansada y le dije que había que hacer algo. Así que cogí una pizarra e hice un reparto de las tareas de la casa.” Me contaba Laura. Y, en principio, parecía que eso funcionaba.
“Pasadas dos semanas yo volvía a estar siempre enfadada y agotada. Tenía que recordarle varias veces su tarea, y eso me enfadaba. Llegó un momento en el que no se lo pedía, sino que se lo decía de malas maneras. Y la verdad es que al final ya ninguno seguimos la tabla y siento que lo hago yo todo. Salvo cuando me enfado mucho.”

Y así, día a día, Laura iba siendo devorada por la CARGA MENTAL.

¿Te haces una idea ya de qué es esta carga mental?
Te cuento un poquito más. El concepto de carga mental viene del mundo de la salud laboral. Hace referencia al nivel de desgaste mental que puede suponer un puesto de trabajo. Por ejemplo, la planificación y la organización de horarios de la gente, la responsabilidades, lidiar con personas, atender al cliente…
Pues hace unos años, Emma Clit en uno de sus cómics trajo este concepto al ámbito de lo personal. Y en ese momento empezó a hablarse de la Carga Mental Femenina.

¿Qué es exactamente?
La carga mental es llevar a cabo la gestión, la planificación, la coordinación y toma de decisiones en lo que concierne al hogar, tareas domésticas, la pareja y la crianza.
Se refiere a estar en un sitio y tener la cabeza en otro, pendiente siempre de las tareas que faltan por hacer, de lo que toca mañana, de si hace falta algo en casa o cuándo le toca la vacuna a la criatura.

La carga mental implica estar AL TANTO de TODO.
En su libro “La carga mental femenina”, Samantha Villar dice que la carga mental es “ser la project manager de tu hogar”.

Consecuencias de la Carga Mental
Las consecuencias de la carga mental son muchas y muy variadas. Pero por lo general, las mujeres que sienten carga mental, pueden sentir:
Fatiga, ansiedad, agotamiento, angustia, menor atención y concentración, irritabilidad, mayor consumo de fármacos para el estado de ánimo, somatización física…
Y, por supuesto, DIFICULTADES Y PROBLEMAS de pareja y sexuales.

Le expliqué todo esto a Laura y a su marido, con ejemplos concretos de su caso.
“Ay, María… Me siento abrumada. Nunca me habría imaginado que lo que yo sentía tenía nombre y era algo generalizado. Ni si quiera lo sabía.”
Un 40% de las mujeres ni si quiera saben qué es la CARGA MENTAL, una tarea que les fatiga y les sobrecarga.
Un fenómeno que sufren 3 de cada 4 mujeres es desconocido para muchas de nosotras.
El 50% de nosotras NO HABLAMOS CON NADIE SOBRE ESTO.

Laura y su marido siguen trabajando en el reparto real de la carga mental. Lo ejercitamos en terapia y ellos
lo ponen en práctica en casa.
Ellos decidieron responsabilizarse y, gracias a su esfuerzo, están consiguiendo generar un cambio.
Unas de las cosas que han tenido que trabajar son la empatía, la comunicación y la negociación.
Los conflictos generados por esta sobrecarga mental han ido disminuyendo con todo este trabajo.
Su marido cada vez ayuda menos en casa. Su marido, ahora, se está empezando a HACER CARGO.
Laura y él están en el camino de una CORRESPONSABILIDAD real.

Laura y su marido también sois vosotros.
Podrías serlo perfectamente.

¿Te ha resonado todo esto?
Seguramente estés sufriendo esta sobrecarga que, por la cultura patriarcal en la que vivimos, recae en gran medida sobre los hombros de las mujeres. Puedes transformar esto. Puedes conseguir, igual que Laura, que la carga mental deje de ser un lastre para tu vida y tu salud.

Si quieres saber más de todo esto y mejorarlo dentro de tu relación, ¡no dudes en contactar conmigo y coger cita!